Por Esther Quintana Salinas
La gente votó por Isidro, entre otras razones,
porque quiere tener a la cabeza del ayuntamiento de Saltillo a un hombre
HONESTO
Esta semana han estado recibiendo su constancia de
mayoría quienes resultaron electos para alcaldes por los próximos cuatro años,
en nuestra Coahuila, así mismo los regidores y los síndicos. Se va cerrando el
ciclo comicial, amén de aquellas contiendas que tengan que resolverse en
tribunales, el grueso de la elección del 7 de julio ya tiene presidentes
electos.
A casi ocho días de la elección, confieso que la euforia no me
abandona, sin duda alimentada por la magnitud de la victoria que le dieron los
coahuilenses a mi partido y a sus candidatos, y por la alegría y el entusiasmo
que desbordan al haberse atrevido a darse la alternancia en buena parte del
estado.
No hubo carro completo para el partidazo,
privilegiaron el advenimiento de los contrapesos, y eso alienta a quienes
soñamos con una entidad federativa en la que las fuerzas políticas se vean en
la insoslayable situación de llegar a acuerdos en beneficio de sus gobernados,
y no de intereses unilaterales. Por supuesto falta el Congreso para que el
equilibrio institucional cristalice, pero ese es tema de otro día.
Volviendo al de estas reflexiones, la geografía
política será distinta a partir del próximo año, por voluntad expresa de los
coahuilenses. La capital del Estado la ganaron los 113 mil 428 votos que los
saltillenses le dieron al candidato del PAN, Isidro López Villarreal. No hubo
de por medio ni compra, ni coacción del voto por parte del blanquiazul, quien
votó por Isidro, lo hizo porque así tuvo a bien.
Quienes votamos por él, la síndica y regidores que
le acompañarán los próximos 4 años de su administración, confiamos en su
honestidad, responsabilidad y capacidad para cumplir todos y cada uno de los
deberes prescritos en la ley y en los compromisos vertidos en la plataforma de
gobierno.
La gente votó por Isidro, entre otras razones,
porque quiere tener a la cabeza del ayuntamiento de Saltillo a un hombre
HONESTO, se lo decían en las colonias donde fue a pedir el voto casa por casa,
le manifestaban su hartazgo verbalmente de funcionarios corruptos. La bandera
de Isidro es y será porque a eso se comprometió, la transparencia y la
rendición de cuentas. Expresó que no toleraría raterías en su administración, y
que si estas ocurrían se sancionaría con todo el peso de la ley al responsable.
De modo que están advertidos sus futuros colaboradores.
Saltillo tiene rezagos importantes, hay demasiadas
carencias en la periferia. Un alcalde eficiente debe garantizarles a sus
representados paz, orden y desarrollo. El depositario de la confianza popular
en las urnas tiene el deber de prestarles a los contribuyentes buenos servicios
públicos: agua, drenaje, alumbrado, SEGURIDAD, transporte. También cuidar y
ampliar las áreas verdes, mantener la limpieza de las calles, avenidas,
parques.
Un buen alcalde debe ir más allá de la democracia
formal y dar paso a una participativa e incluyente, a la transparencia de su
gestión, vía cabildos abiertos y rendición de cuentas y a la articulación de
acciones con los comités de vecinos de las colonias – pero electos
democráticamente – con los que pueda planificar adecuadamente el desarrollo y
la fiscalización y buen uso de los dineros del pueblo. Los centros comunitarios
que proyecta el alcalde electo son una realidad que ya funciona en otras partes
del mundo, como en Medellín, Colombia, con excelentes resultados.
Un buen alcalde debe ser un genuino gestor del bien
común, ocupado siempre en la procuración de condiciones que le permitan al
niño, al joven, a las mujeres, a los adultos en general, vivir con dignidad.
Así mismo, el arte y la práctica del deporte, y así lo manifestó en sus
diferentes intervenciones nuestro alcalde electo, serán sus brazos fuertes para
combatir la delincuencia y la inseguridad pública.
Encontrar un alcalde honesto y visionario no es
tarea fácil, y si a eso le agregamos que sea un ejecutivo capaz de hacer
realidad una visión construida democráticamente, pues más complicado. Isidro no
solo tiene las manos limpias, su experiencia empresarial será muy útil para
lograr un crecimiento y desarrollo conjunto y ordenado. Y una cualidad más, es
un hombre sencillo, no sufre sofocos de soberbia, ni padece delirios de
“grandeza”.
Tenemos alcalde. Enhorabuena.
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