.

.

sábado, 5 de noviembre de 2016

De su reflexión depende…

8 de Octubre 2016
 
El año próximo seremos alrededor de 1 millón 967 mil almas –seguramente variará un poquito porque este dato es a la fecha– quienes tendremos derecho a elegir el destino político de nuestra entidad federativa, con repercusiones en los diferentes ámbitos: 
económico, social, cultural, laboral, etc., en lo que esto impacta. Y los invito a que no vayan a renunciar a ello. El costo generado por la indiferencia, el desdén, la apatía, el “al cabo a mi qué” ha sido muy alto para Coahuila, usted lo sabe. Cuando usted no vota, hay quienes lo hacen por usted. Electos van a haber, con su voto o sin su voto, aunque sea una minoría la que los elija. Aquí no hay segunda vuelta, ni porcentajes específicos para ganar una elección, aquí si X saca dos y Z tres, gana Z. No nos distinguimos por ser un Estado en el que se acuda a votar de manera notable. De hecho, México no destaca por su altos niveles de participación política y menos tratándose de elecciones. 

Los elegidos son los que son, en mucho, gracias a la abstención. En Coahuila gana el abstencionismo de forma impresionante, realmente quienes han definido que no tengamos alternancia en el poder Ejecutivo Estatal, ni mayoría diferente a la tricolor en el Congreso, ni división de poderes –que es una desgracia–; que tengamos megadeuda con impunidad garantizada, entre otras “perlas”, son los que no votan. Hemos tenido elecciones en las que sólo sufragan alrededor del 40 por ciento del listado nominal… ¿y el 60 por ciento? Esto está más que probado que ha sido DAÑINO para Coahuila. Si repetimos el numerito el próximo año, quien sea votado por sólo la mitad más uno de ese 40 por ciento puede convertirse en Gobernador o Gobernadora, en Alcalde o Alcaldesa, Diputada o Diputado. O sea, uno de cada cinco coahuilenses va a determinar las próximas autoridades. Los electos ganarán si usted así lo decide, con poco más del 20 por ciento de los ciudadanos con credencial de elector. Mire nomás qué sustento van a llevar los ganadores: 80 por ciento de abstencionismo.

El abstencionismo es para la democracia lo que el ácido clorhídrico para los metales. Necesitamos gobernantes y legisladores que representen mayorías. Abstenerse es un acto de irresponsabilidad que daña a toda la comunidad, incluyendo, por supuesto, al que abdica de su derecho. A quienes han gobernado siempre en Coahuila les va de maravilla el abstencionismo, toda vez que con su fluctuante 30 a 32 por ciento tienen para seguir mangoneando a su antojo la entidad, quintuplicar el peso de quienes integran su primer círculo, de su clientela electoral y de su corte de colaboradores. Con la abstención se mantiene en firme la ausencia de alternancia y con ella a las dos gárgolas que están pudriendo a nuestro Estado: la corrupción y la impunidad.

Quejarse entre cuatro paredes de esta realidad, mentar madres en la intimidad y desearles todos los males del mundo a la nomenclatura que por siempre ha gobernado en Coahuila, no tiene ningún sentido, es absolutamente estéril. Los jóvenes, que son el sector que más desdeña a la clase política y que se manifiesta harta de su existencia, son los más perjudicados con el abstencionismo porque la corrupción imperante se fortalece y les resta día a día la posibilidad de generar condiciones para que accedan a mejores niveles de vida y se realicen como personas exitosas. Por favor, despotricar en Twitter o en Facebook sobre la desvergüenza de uno y otro político no cambia lo que está dañando a Coahuila. No se conformen con insultarlos y criticarlos porque eso NO RESUELVE NADA.

Amigos todos, un síntoma contundente del grave mal que fustiga a nuestra enteca democracia es sin duda alguna la entronización de los más desvergonzados, vividores y corruptos, a los altos cargos públicos en la entidad. No tiene nombre lo que se vive en Coahuila. Estamos frente a una demolición permanente de los valores y la violación sistemática de la ley. Tenemos conocimiento de manifestaciones públicas y notorias de la ínfima calidad moral y hasta intelectual de muchos de los liderazgos que aquí viven y moran… Y NO PASA NADA.

Y no es suficiente nada más con ir a votar para acabar con semejante despropósito, se tiene que analizar la trayectoria de los candidatos con lupa. No es cierto que todos los políticos son sinvergüenzas y rateros y que da lo mismo votar por uno que por otro. No propicie el “juego” de que “ahora te quitas tú para ponerme yo” y que todo siga igual. Esto sucede cuando se vota sin reflexión. Ya basta de acudir a las urnas en esos términos. Haga que les duela hasta el alma la derrota a los que pierdan y a los que ganen que les de pánico no estar a la altura de las expectativas de la confianza otorgada con el sufragio. Cóbreselas a su partido y a ellos mismos si no se comportan con probidad y responsabilidad con el NO a su reelección en el siguiente período. También los partidos tienen que asumir el costo de andar proponiendo candidatos sin principios y sin compromiso con la ciudadanía. Necesitamos gobiernos y congreso conformados por personas honorables, talentosas y con espíritu de servicio, pero usted tiene que elegirlas con la cabeza fría y privilegiando sus hechos, no lo que mercadea la propaganda electorera, de ahí la relevancia de que no decida a ciegas, sino con elementos contundentes que le digan quién es quién.

No hay comentarios:

Publicar un comentario