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sábado, 24 de septiembre de 2016

Una carga muy pesada

5 de Agosto  2016

Cuando asistía al catecismo, allá en mis años niños, la paciente catequista  —porque vaya que se necesitaba serlo— nos ponía a repetir el listado de los siete pecados capitales, para que los ahuyentáramos de nuestras vidas porque eran  “una plaga horrible que dañaba el corazón”. La envidia es uno de ellos. La envidia ha estado y está muy presente en la naturaleza humana, hay quienes le permiten enraizar y crecer. Debe ser muy pesado llevar semejante carga. El envidioso padece con los logros de los demás, le duele en lo más profundo el éxito ajeno, le frustra. 

Se trata de personas siempre insatisfechas, por ello son proclives a analizar a los demás en función de sus logros y experimentan un profundo daño interior al compararse con ellos, entonces se generaliza una especie de rencor extremo que se manifiesta en una actitud crítica destructiva y manipuladora. El envidioso o envidiosa tienen muy baja su estima, se sienten por debajo de los demás y esto les genera mucha insatisfacción. Se estancan en sí mismos, se desgastan en desear lo que tiene el de enfrente y no reparan en lo suyo. En el fondo son personas solitarias y tristes.

En el medio político, la envidia incuba con mucha facilidad, derivada de la competitividad y rivalidad continua y permanente, esto provoca en la mente de quienes le permiten la injerencia, la errónea percepción de que el valor del político depende de lo poco o mucho que la gente lo valore. Y es que el desconocimiento de los propios límites y cualidades que sufre el envidioso por estar más pendiente de los de enfrente, favorece el pavor que lo atosiga de no estar a la altura de sus propias capacidades y de las expectativas que de él tengan quienes lo rodean. 

Esta circunstancia, este “empanicamiento” se exhibe en la constante diatriba de improperios y descalificaciones que se procuran vía sus propias declaraciones o por interpósita persona en las columnas y noticias impresas, televisadas o en la radio. Con demasiada frecuencia algunos ínclitos hacen uso de los medios para erigirse en juez y parte, o en recinto cerrado con unos cuantos, porque la envidia los corroe y tienen que despotricar en contra de su presunto adversario, con un listado de insultos, burlas y etc., etc... Y es que “la gente sin valor nunca aprende a ser indiferente; prefiere envidiar o lastimar”. Lo leí en algún lado.

¿Cuáles son los síntomas del envidioso? Los estudiosos del tema han hecho un listado. Me voy a permitir compartirle algunos de ellos: “El envidioso tiene la necesidad imperiosa de hacerle algo al envidiado, de mostrarle y demostrarle que no es el mejor en todo”. Tiene compulsión por corregir al envidiado, porque eso, desde su perspectiva le da cierta superioridad sobre aquel. Eso es miel para su amarga mediocridad. La raíz de la envidia es la soberbia. El envidioso es soberbio porque esconde en ella su “aborrecible” pequeñez. El envidioso maquina estrategias para dañar a su envidiado, verbi gratia, tiende a generar una atmósfera hostil hacia la persona envidiada, un ambiente de rechazo hacia la misma. Y es que la envidia se alimenta de la maledicencia compartida. 

Le molesta tanto cuanto hace su envidiado que incluso hasta cuando recibe un bien de aquel, le cae como purga en el estómago, y sólo por pose política, no lo externa. El envidioso, si está en sus manos, margina al envidiado. Lo deja al margen de cualquier cargo, función o encomienda en que tenga aunque sea mínima, la oportunidad de sobresalir. Llega a convertir esto en estrategia de largo plazo, fríamente calculada. Los síntomas de la envidia son tan evidentes, que hasta Poncio Pilato la supo detectar, no me cabe duda.

 Lo consigna San Mateo en su evangelio: “… Sabía que lo habían entregado por envidia” (Mt 27,18). Refiriéndose a Jesús de Nazaret, tasado en los 30 denarios que pagó el Sanedrín al Iscariote.

Miguel Ángel Cornejo en una de sus presentaciones en el Estadio Nacional del Perú hacía hincapié en que en nuestro continente latinoamericano, se ha insistido mucho en que ser pobre es una virtud y que el sufrimiento es un galardón, y esto precisamente, esta creencia equivocada, es la que estanca a nuestros pueblos y les impide crecer. Y tiene razón, esa no es la actitud… 

Pero como les ha servido a la nomenclatura mexicana y a los mesías y redentores de pacotilla para controlar a las personas. El acicate que debiera permear es el de la admiración a los exitosos que logran sus sueños a base de empeño, esfuerzo propio, inteligencia y perseverancia, y sobre todo con procedimientos legítimos, esto es lo que hay que emular, no envidiar. La victimización, los lamentos, los reclamos, la envidia hacia quienes si se han realizado, no son más que actitudes y conductas estériles, destinadas como apunta Cornejo, a perpetuar el fracaso.

“La envidia, expresaba Napoleón Bonaparte, es una declaración de inferioridad”. Y es verdad.

El desafío

En nuestro País no se le ha dado importancia al nivel educativo ni a los principios morales ni humanos que deben tener los gobernantes
30 de Julio 2016

La OCDE antes de la reforma constitucional en materia de educación expresaba en su informe que: “El gran desafío de México es acelerar significativamente los ritmos de mejoramiento experimentados en los resultados educativos, ya que aún no son suficientes para acercarlo al promedio OCDE. El esfuerzo debe concentrarse en aumentar el número de alumnos que alcanzan los niveles básicos de competencias, así como en promover la excelencia y lograr que más alumnos logren los niveles más altos”. Reconocía también los avances registrados en el sistema educativo en el contexto de la reforma en proceso, y subrayaba que era positivo dejar de centrase en la cobertura y priorizar la mejora de la calidad educativa y el fortalecimiento de una cultura de la evaluación. También destacaba que era muy importante elevar a rango constitucional el establecimiento de un servicio profesional docente y dotar de autonomía al Instituto Nacional de Evaluación Educativa, y que todo ello contribuiría a “la construcción de un sistema educativo de alta calidad y equidad.”

Todo esto, enriquecido con la opinión de maestros, de expertos en educación, de organizaciones de la sociedad civil interesadas en el tema, se tomó en consideración en los foros regionales que se convocaron por parte del Congreso de la Unión. Este es el sustento de la reforma constitucional y de las leyes reglamentarias que aprobamos en San Lázaro y que el Poder Ejecutivo, léase Secretaría de Educación Pública, NO SUPO ¿¿¿???? implementar. Es una verdadera tragedia lo que está ocurriendo en nuestro País, estamos viviendo una crisis signada por la corrupción y la impunidad, por un descrédito mayúsculo de la clase política, con una exhibición vergonzosa de la incompetencia de la autoridad. Su incapacidad de hacer frente no solo a los desafíos del mañana sino a los de ahora, es pública y notoria. Y esto en mucho deriva de que en nuestro País no se le ha dado importancia al nivel educativo ni a los principios morales ni humanos que deben tener los gobernantes para generar las condiciones que le permitan a los gobernados alcanzar su desarrollo a plenitud como personas. La gente no le ha dado importancia a la trayectoria de vida de quienes elige para que sean sus representantes, por eso han llegado vividores y sinvergüenzas al sector público.

Mire como nos ha ido. Es el precio que se paga por la indiferencia.

La educación es un elemento sine qua non para el crecimiento económico también, con ella se aumenta la productividad en el trabajo, se promueve la innovación tecnológica traducida a mejores insumos, procesos y productos, se propicia la transmisión de conocimientos y se potencian los cimientos de la economía de un país. La vinculación entre educación y desarrollo es sustantiva, por eso debe ser de alta calidad la que se recibe en las aulas. Por eso, insisto, es tan relevante la capacidad y el nivel de educación que tengan los gobernantes, y los  valores éticos y morales que hayan aprendido. Son su bagaje para desempeñar sus responsabilidades con honestidad e inteligencia. Un estudio reciente del FMI señala que mientras más alta es la calidad de la educación, más inequívoca es la capacidad de las administraciones en la prestación de servicios públicos, en el gasto y en la recaudación de impuestos. Asimismo, destaca que en la medida en que se fortalecen las instituciones, la posibilidad de que funcionarios corruptos hagan de las suyas, decrece.

La educación es el pilar toral de un país…que pena que el gobierno en turno no lo pondere en esos términos, la CNTE y sus mecenas lo tienen de rodillas.  El profundo sur se desmorona y también es México…¿o no, señor Presidente?

Ni perdón, ni olvido

Los mexicanos no queremos perdones presidenciales. Lo que queremos ver es a todos los ladrones del erario público pidiendo perdón desde la cárcel.

22 de Julio 2016

Cuando las personas tienen principios, principios de esos que se aprenden en casa y que están cimentados en el ejemplo, no hacen falta disposiciones normativas de carácter obligatorio, leyes, en términos llanos, para que honren la formación que les fue inculcada y se comporten acorde a estos, pero cuando se es un redomado sinvergüenza, con la mano en la cintura, como decía mi madre, se las pasan todas por debajo de las extremidades inferiores, y hasta demandan a quienes les echen en cara sus fechorías. De ese tamaño es el cinismo.

“Perdonar — me subrayaba mi madre – es de almas nobles, de gente grande por dentro.” Y estoy de acuerdo…pero…pero ¿cómo perdonar a quien con su actuación ha provocado el acrecentamiento de la falta de confianza en el gobierno que encabeza? ¿Cómo perdonar a quienes han sido parte del saqueo consuetudinario que sufre nuestro País? ¿Cómo perdonar a quienes han contribuido con creces al fortalecimiento de las nefastas gárgolas que son la corrupción y la impunidad? ¿Cómo perdonar a los que han solapado y protegido a la caterva de pillos de toda laya que se han llenado los bolsillos con dinero que no les pertenece, y no los tocan ni con el pétalo de una rosa?

Entre los pueblos mesoamericanos, verbi gratia el tarasco o purépecha, a los funcionarios que disponían de bienes públicos se les imponían penas muy severas, la de muerte a él y a toda su familia, y se confiscaban todos sus bienes. De modo, que se andaban con pies de plomo. Aquí no les sucede nada, la ley se hizo para los mortales comunes y para los funcionarios públicos que se salen del huacal impuesto por la nomenclatura. Ni escribo nombres, usted los conoce.Me viene a la mente el recuerdo de una entrevista que le hacía un periodista a una de las madres de la Plaza de Mayo en Argentina —y vaya que allá también saben de canalladas de politicastros — , pidiéndole opinión sobre el perdón vertido por un jerarca de la iglesia que había estado implicado con la dictadura de Videla. La señora contestó con mucha serenidad: “…me parece muy bien, pero que pida perdón desde la cárcel.”

El primer mandatario de nuestro País, Enrique Peña Nieto, pidió hace unos días perdón por el escándalo de “La Casa Blanca” que adquirió su esposa con los dineros ganados a lo largo de su carrera como actriz mediante compraventa a un contratista del Gobierno, y nada se hubiera sabido si no lo saca a la luz una investigación periodística…o sea…Y el ribete, nombró a un incondicional como titular de la secretaría de la Función Pública, Virgilio Andrade, para que investigara el caso… y la conclusión, bueno usted la conoce…”No hubo conflicto de intereses”. Y además, el flamante investigador, renunció justo cuando se promulgaban las leyes reglamentarias anticorrupción. Sobre esas edificantes bases se generó el acto de contrición del presidente Peña.

Se necesita más, pero mucho más, que una puesta en escena, con todos los reflectores y la parafernalia instituida, para creerle al Presidente su arrepentimiento.

La televisión no es confesionario… ¿por qué hacer de ese perdón un acto mediático? Sus flamantes asesores ¿qué tienen en la cabeza? ¿De verdad piensan que los mexicanos cayeron de hinojos ante semejante falta de respeto a su inteligencia? ¿Estiman que con ese tipo de sainetes el presidente Peña va a crecer en sus niveles de aceptación? Constituye un agravio ese pretendido ánimo de regeneración, hizo más grande la falacia que representan estos años de su administración.

Me llegaron correos en los que entre otras definiciones de la escena del perdón, abundaban “pantomima inaceptable” y “farsa grotesca”.

Y tengo que coincidir cuando veo el pésimo manejo que han hecho sus secretarios de educación —Emilio Chuayfett y ahora Aurelio Nuño— con la reforma educativa, a tal grado que la CNTE se va salir con la suya, por supuesto en detrimento del derecho a la educación de los millones de niños y jóvenes de este país, y a favor de los lideretes sindicales, ni siquiera de los maestros, en que también esto es parte del gran fracaso del gobierno peñista, parte de una pantomima que no produce risa, sino un profundo dolor.

Los mexicanos no queremos perdones presidenciales, queremos acciones que evidencien su compromiso con la población. Lo que queremos ver es a todos los ladrones del erario público – rojos, azules, amarillos – pidiendo perdón desde la cárcel, y confiscado cuanto se robaron. Queremos ver como se aplica la ley a cuantos se enriquecen a costa de la miseria y marginación de millones de mexicanos que solo sobreviven porque Dios es grande. No se trata de una vendetta social, nada más de que paguen como cualquier hijo de vecino sus raterías, y reitero, de todos los colores.

“Estamos ante tamaño deterioro de la vida pública —me dice mi amiga Laurita - que no faltará quien diga que exigir honestidad a los políticos es radicalismo puro”. Pues si así fuera, me confieso radical.

Una política pública utilitaria: Paternalismo

El Estado tiene el deber de generar condiciones óptimas para que la población se desarrolle, para que alcance plenitud, para que se vuelva autosuficiente

16 de Julio 2016

El dictador estima que su visión respecto al Estado que gobierna tiene que ser la misma que deben tener sus gobernados, por eso la impone sin importarle un bledo si están de acuerdo o no con ella. Pero, sin duda, la forma más deleznable del paternalismo es la que pretende mandatarla como un sistema de vida. La historia da cuenta de los obsesos de esa perversión.

Octavio Paz tocó el tema en su “Ogro filantrópico”. Transcribo: “Los liberales creían que gracias  al desarrollo de la libre empresa, florecería la sociedad civil y simultáneamente, la función del Estado se reduciría  a la de simple supervisor de la evolución espontánea de la humanidad. Los marxistas, con mayor optimismo, pensaban que el siglo de la aparición del socialismo sería también el de la desaparición del Estado”. Ambos se equivocaron. Ni supervisión, ni desaparición.

Del latín paternalis, que significa paternal, deviene la palabra paternalismo; a su vez, paternalis proviene de pater, padre; y de ismu, corriente o doctrina. Al margen de su significado vinculado con las personas que se comportan como padres, en el lenguaje político se refiere a aquellos gobernantes que le dan trato de niños a sus gobernados, como si fueran sus hijos. Es decir, le procuran a la población el trato que se le da a un niño, impidiéndole que se comporte como adulto.

Y entre más radio de influencia tiene el paternalista, mayor es el daño que produce.

El Estado tiene el deber de generar condiciones óptimas para que la población se desarrolle, para que alcance plenitud, para que se vuelva autosuficiente, por eso en la Constitución de la República se reconoce que las personas que vivimos en México tenemos, verbi gratia, derecho a recibir educación, salud, vivienda, a dedicarse al oficio, trabajo o profesión que mejor le acomode, a votar, a reunirse, a manifestar sus ideas, a moverse dentro y fuera del País, a la propiedad, etc. Por ende, el Estado ha de crear las instituciones, los mecanismos, las políticas públicas, para que se pueda acceder y/o ejercer lo que la Carta Magna nos otorga atendiendo a nuestra calidad de personas.

Hay una línea muy delgada entre las acciones de un Estado que en determinado momento tiene que aplicar políticas de asistencia social, atendiendo a la temporalidad de un evento –como puede ser un ciclón que arrasa con las viviendas de una localidad y hay que resolverles esa situación y también la del alimento–, y otra en la que de por vida entrega material para la construcción, latas de pintura y despensas lo necesiten o no lo necesiten los ciudadanos. Con esto daña porque esa “protección” a ciertos sectores disminuye el incentivo para trabajar, los va volviendo absolutamente dependientes, los “doma” con dádivas –no importan que sean míseras–, les roba la dignidad y los condena a una suerte de encadenamiento voluntario, y dispone de ellos para alcanzar y mantenerse en el poder. El individuo así aletargado termina convencido de que el gobierno sabe mejor qué es lo que le conviene, abdica de su libre albedrío. Después de esto YA TODO ES POSIBLE. Aceptación expresa de que el gobierno es SU PADRE.

El paternalismo inmoviliza a las personas. A estas personas se les olvida que tienen capacidad de pensar, de reflexionar y de decidir por sí mismas, y esto es CONTRA NATURA. El paternalismo es, sin duda, una de las manifestaciones  más mezquinas del abuso tolerado. Emmanuel Kant lo describió con claridad meridiana en 1793. Lea usted la vigencia de su pensamiento respecto a: “Un gobierno erigido sobre el principio de la benevolencia hacia el pueblo como la de un padre hacia sus hijos, esto es, un gobierno paternal en que los súbditos se ven forzados a comportarse de modo puramente pasivo, como niños incapaces que no pueden distinguir lo que les es verdaderamente provechoso o nocivo… es el mayor despotismo pensable”.

Hoy día el Presidente Peña Nieto ha anunciado con bombos y trompetas que todos los jóvenes tendrán derecho al servicio de salud del IMSS… Eso es paternalismo ayuntado con populismo. El Instituto NO PUEDE con el que ofrece a sus derechohabientes, así literalmente. Las carencias son múltiples porque la corrupción es múltiple también. ¿Cómo? ¿Por qué? Hay elecciones en 2017 y 2018. ¿Por eso? El paternalismo es parte sustantiva del cáncer que está minando a México… Es corrupción, es cargarse al País sin miramiento alguno con una ausencia absoluta de responsabilidad… y de… usted póngale lo demás.

Ruffo

9 de Julio 2016
Con profundo afecto y respeto a mi distinguido correligionario 

A Ernesto Ruffo Appel sólo lo conocía de referencia, pero eso cambió a finales de 2007, cuando el entonces presidente nacional del PAN, Manuel Espino Barrientos, me invitó a ser parte de la comisión a cargo de la reforma de Estatutos del partido que conduciría un hombre excepcional: don Carlos Abascal Carranza. No hay mejor manera de saber quién es quién, que trabajando. Ernesto Ruffo era también integrante de aquel grupo tan heterogéneo de panistas. Me cayó bien desde el principio. Me cuadró su talante directo, franco en su hablar, sin rebuscamientos y sin poses; sencillo de los pies a la cabeza, y además muy grato, simpático el hombre. Tiene el don de expresar las cosas con una claridad que no deja pie a interpretaciones, además es muy conciso, no se anda por las ramas, va al punto. Sabe llamar a las cosas por su nombre, si hay que hacer crítica, la hace, pero siempre la acompaña no de una, sino de tres soluciones, para empezar, y pide lo mismo a sus colaboradores.

Ernesto llegó al PAN en la década de los ochentas, venía de la iniciativa privada, en su natal Baja California. Un joven treintañero, empresario, que no conocía los postulados del partido, pero cuando tuvo conocimiento de ellos, descubrió, como él mismo lo dice, que eran los mismos que le habían enseñado en su casa: respeto a la dignidad de las personas, solidaridad, subsidiariedad y bien común. De modo que la afinidad era genuina y el puente estaba tendido. Así inició el tránsito de este mexicano excepcional hacia el campo de la política. El discurso de Ruffo, como el de muchos panistas de esa época que venían del mismo gremio que él –nomás hay que recordar a nuestro Manuel Clouthier “Maquío”– llevaba una carga muy fuerte de crítica hacia el sistema, cuestionamientos duros hacia el corporativismo estatal, señalamientos implacables ante la manera de ejercer el poder público. Platica Ruffo que él gritaba mucho, pero allá en su pueblo, en Ensenada. Pensaba que no era escuchado, pero aquellas declaraciones sí empezaron a hacer ruido en la consciencia de la gente, y el joven empresario de la Pesquera Zapata fue haciéndose de simpatizantes y adeptos.

Ruffo tiene gusto por el servicio público y por la gente, o sea, por servirle a la gente, esto es FUNDAMENTAL para quienes se quieran dedicar a la política profesionalmente, si se carece de este espíritu, de esta disposición sine qua non, no es lo suyo, hay que buscarse otra actividad. Le comparto lo que expresa sobre la relación individuo-sociedad en la que se refleja sin duda la doctrina panista: “…no somos colectivistas; no queremos la masa; eso es pura ilusión sociológica; lo que existe es el hombre y la mujer, la persona, y tenemos que crear un ambiente a su alrededor para su superación, pero como individuos…” A los 37 años llegó a la alcaldía de Ensenada el primer panista. Arrasó en la elección, la gente estaba encantada con que un CIUDADANO, es decir, uno de ellos, hubiera llegado. Ahí radica hasta la fecha la fuerza de Ruffo Appel, en su perfil eminentemente CIUDADANO, porque él es eso, nunca ha dejado de serlo, siempre se ha mantenido con los pies sobre la tierra, no ha levitado, no ha roto sus vínculos con la REALIDAD.

El 2 de julio de 1989 se cimbró el sistema, no podían creerlo… Ernesto Ruffo Appel se convirtió en el primer Gobernador opositor en México, le ganó a Margarita Ortega Villa, la candidata del PRI. Baja California sería gobernada por un panista. Teníamos por primera vez en la historia de este País LA ALTERNANCIA en un Gobierno estatal. Aquello rompió un paradigma: el PRI era vencible y había que demostrar en los hechos cómo entendía y ejercía el PAN el poder público. Transcribo su dicho ante la victoria: “No es por mi persona, sino ha resultado un símbolo de identidad de los bajacalifornianos, que al igual que todos los mexicanos después de decenios de opresión política desean libertad para decidir quién habrá de administrar lo que por derecho les corresponde, y quién habrá de decidir lo que les beneficiará”.

¿Qué descubrió Ruffo al llegar al poder? Cayó en cuenta que “…la gente no se organiza sola”,  “Sí, sí, hubo muchas y poco utilizadas (estrategias para motivar la participación); hablando figurativamente he dicho que llegué al gobierno como un demócrata promoviendo una vida ciudadana, me paré en la puerta de la oficina de gobierno y les dije a todos: ‘¡Pásenle, usen al gobierno!’ y literalmente hablando nadie pasó… digo, contadas agrupaciones ciudadanas aprovecharon la situación. Eso me llevó a tomar un rol mucho más activo… el rol del gobernante es para conducir, promover, pero de una forma mucho más educativa y es una tarea a largo plazo, porque es cultural”. Y vaya que se empeñó; siempre ha creído en el poder de la fuerza de voluntad, la reconoce como el mejor instrumento para vencer cualquier obstáculo. Hoy es senador de la República, DE MAYORÍA. Es el mejor refrendo, sus coterráneos volvieron a otorgarle su confianza. Fue un gobierno el suyo de mucho diálogo y participación, como son los de los demócratas.

Hoy tenemos al Senador Ernesto Ruffo Appel de visita en Saltillo, va a compartirnos de viva voz su experiencia como titular del Ejecutivo en el primer gobierno de alternancia que tuvo nuestro País en una Entidad federativa. Bienvenido a Coahuila, señor.

Se nos está perdiendo el continente…

Hay una cultura ‘de sufrimiento en sIlencio’, porque se conocen las raterías de los gobernantes, su desaseo, y aún así se siguen votando por los mismos de siempre

2 de Julio 2016

Los náufragos de los que escribe Homero en su Odisea, llegaron con sus naves extraviadas a una isla en la que sus habitantes se alimentaban de una planta “dulce como la miel”, el loto. Los marineros lo probaron y les gustó, pero había una consecuencia, la flor de loto les provocaba el olvido, les quitaba sus recuerdos. Se les olvidó Ítaca, su patria, donde estaban su familia y su hogar, y solo la determinación de Ulises, los salvó. Tuvo que llevarlos casi a rastras hasta las naves para embarcarlos y regresar a casa. Homero nos da una lección espléndida porque nos dice que olvidarse equivale a desentendernos de nuestra historia. Y cuando esto sucede, solo nos queda el balbuceo vacuo de la desmemoria. Por eso la gritería grosera se impone, es la barbarie que se burla de una autoridad que no es autoridad, es la violencia en todo su insultante desparpajo, es el abuso montado en la impunidad, absolutamente consentido.

A los mexicanos hace mucho tiempo que se nos olvidó —otros ni enterados están— que efectivamente, tenemos derechos, pero que el ejercicio de estos se encuentra limitado a lo dispuesto por la ley. Y al Gobierno, un gobierno sin patria ni matria, también se le “olvidó” que su primer deber es hacer que la ley se cumpla, y sancionar a quien la violente. En el sur de nuestro País están ocurriendo hechos a los que el orden jurídico tipifica como delitos, pero quienes los están cometiendo ni sudan ni se abochornan, porque no media castigo alguno.

En el artículo 6 de nuestra Constitución federal se establece  con claridad meridiana que: “La manifestación de las ideas no será objeto de ninguna inquisición judicial o administrativa, sino en el caso de que ataque a la moral, la vida privada o los derechos de terceros, provoque algún delito, o perturbe el orden público…”

Los maestros de la CNTE y cumbamba que los acompaña, por supuesto que tienen derecho a manifestar que están en contra de la reforma educativa, pero eso no los autoriza a la barbarie que están cometiendo  con los habitantes de aquella entidad federativa. Tienen secuestrados los caminos, están provocando un caos en la vida de la población, hacen destrozos en bienes ajenos,  cometen raterías a ojos vistas, agreden física y verbalmente a quien se les ponga enfrente, es decir, están haciendo todo lo que está prohibido y la autoridad ¡NO ACTÚA! Y puede hacerlo, está facultada para eso. Si a usted o a mí se nos ocurre hacer la décima parte de los desmanes de los ínclitos, en menos que canta un gallo nos aprehende la policía, nos integran averiguación, nos acusa el Ministerio Público, nos enderezan juicio, dictan sentencia y nos refunden en la cárcel. Pero con los disidentes del magisterio hay invitación al dialogo…hágame —le tomo prestada la frase, don Armando — “el refavrón cabor”—  Están dañando a los más pobres de entre los pobres, y discúlpenme la analogía con el chiste panzón —como decía mi suegra— de aquel padre que encuentra a su hija menor de edad con el novio, en la sala de su casa, teniendo relaciones sexuales, y lo único que hace es … DESHACERSE DEL SOFÁ…

 La tragedia de México es que nos estamos transformando en una sociedad fragmentada, pedazos de un continente que no obstante que pagó con ríos de sangre convertirse en nación, hoy lo  mutilan la ausencia de valores, el desprecio por la ética y la ceguera que produce la soberbia. Hoy se actúa con más impudicia que nunca, las convicciones son como el agua, se adaptan a cualquier vasija, la rapiña está a la alza, se mientan madres contra el gobierno, en privado, en público se hacen “negocios”, se firman contratos y se le festina. Allá en Oaxaca hacen puentes aéreos para llevar alimentos a los olvidados de todos…se deshacen del sofá.

No sé si reírme o soltar el llanto. Los “maistros” son intocables, sus crímenes ¿a quién le importan?

El océano se engulle a las islas…¿Será posible que aquí suceda? ¿Lo vamos a permitir?

La ingobernabilidad del régimen

La crisis que hoy se recrudece en los estados sureños y derivada de la reforma educativa, es el ejemplo ad hoc, que exhibe la ausencia de gobernabilidad de Peña Nieto
25 de Junio  2016

El origen etimológico del término gobernabilidad proviene del latín, del verbo gubernare que en castellano puede traducirse como “pilotar un barco”. Definiciones sobre gobernabilidad hay por decenas, me voy a permitir compartirle la del profesor en filosofía y sociólogo argentino Antonio Camou, porque rescata el carácter multidimensional de la misma: “Es un estado de equilibrio dinámico entre el nivel de las demandas sociales y la capacidad del sistema político (estado/gobierno) para responderlas de manera legítima y eficaz.”

Expresa también que la gobernabilidad implica una serie de “acuerdos básicos entre las élites dirigentes…en torno a tres ámbitos principales, el nivel de cultura política, el de las reglas e instituciones del juego político y consensos en torno al papel del Estado y sus políticas públicas estratégicas”. Dicho esto en palabras llanas, la gobernabilidad para que campee y genere  el equilibrio del que habla Camou, en el seno de la sociedad, requiere de mecanismos, procesos e instituciones que determinen cómo el estado debe ejercer el poder del que está investido, también cómo toma las decisiones sobre asuntos que generan inquietud pública, por un lado, y por el otro, cómo los ciudadanos articulan sus intereses, ejercen sus derechos, cumplen sus obligaciones y resuelven sus diferencias. 

La crisis que hoy se recrudece en los estados sureños y su importación a otras entidades federativas, derivada de la reforma educativa, es el ejemplo ad hoc, que exhibe la ausencia de gobernabilidad del gobierno de Enrique Peña Nieto. El manejo erróneo de la implementación de una reforma tan significativa para el país, hoy se lo están cobrando sus otrora aliados incondicionales, lo lamentable y doloroso en muchos casos de esta debacle, estriba en que están pagando justos por pecadores. 

En primerísimo lugar el derecho a la educación que se consagra en el 3ro. constitucional, ya lo pisotearon, escupieron, masacraron y continúan haciéndolo sin sonrojo alguno. La educación de miles de niños y jóvenes les importa un soberano bledo. También han causado toda suerte de daños patrimoniales, a bienes públicos y privados; verdaderos actos de vandalismo, de raterías a diestra y siniestra, y sin ninguna consecuencia. La economía de las entidades federativas “tomadas” por los disidentes, de suyo tan vulnerable, la están haciendo añicos.  Agarran a los “tatuanes” alias lideretes sindicales, y más tardan en aprehenderlos que en soltarlos, porque la autoridad no tiene autoridad. Los gobiernos emanados del PRI le entregaron la rectoría de la educación al sindicato magisterial - a los lideretes, lo destaco, no a los agremiados - a cambio de votos, y con la reforma se la quitaron, se les fue el negocio de la vida. El ayuntamiento entre el partidazo y la mafia sindical procreó este monstruo. Su “Frankestein” trae senda factura y no se las va a perdonar, pero reitero, se están llevando al país hacia el abismo…¿ Y sabe qué, estimado lector? No les importa. La postura radicalizada de los protestantes está clarísima, es todo o nada, o “sepultas la reforma educativa o seguimos cargándonos a México, Peña Nieto.” Convirtieron la reforma en pretexto. ¿Mesas de diálogo? Jajajajaja…Corren millones de billetes financiando el movimiento…¿Quiénes son los mecenas?...

El gobierno priísta que regresaron 19 millones de mexicanos en el 2012, ni por asomo modificó una décima su estilo de entender el ejercicio del poder público, siguieron piloteando el barco de la misma manera, instalados en un absolutismo trasnochado, acedo, podrido hasta el tuétano. Con esa soberbia engendraron su Waterloo, hoy les estalla en las calles de los estados más pobres del país, un día en uno y al día siguiente en el otro. Ahí están las manifestaciones, los traen azorrillados, se ríen y se carcajean en sucara, hacen lo que se les da su regalada gana, han violado el orden jurídico a discreción, al cabo que saben que son intocables para el régimen. A mí esto me quedo clarísimo desde la comparecencia de Emilio Chuayffet, cuando fui integrante de la Comisión Permanente del Congreso de la Unión, y le pregunté que ¿por qué seguían pagando a los maestros que habían abandonado las aulas desde hacía meses y que estaban plantados en el zócalo capitalino, si a cualquier trabajador que se ausenta tres días por sus puros puntos, su patrón lo despide sin responsabilidad alguna? Su respuesta fue el silencio.

La ingobernabilidad del gobierno peñista está a la vista, sus titiriteros harán mutis a la hora en que les resulte insostenible mantenerlo, a ninguno de ese clan le quita el sueño el futuro del país. Finiquitado el negocio que por 86 años les ha resultado tan redituable - no obstante la alternancia de los 12 años -  abandonarán el barco, como lo hacen los roedores ante la inminencia del naufragio. El 5 de junio el electorado le puso un revés al PRI, le dijeron de manera contundente que estaban hasta la coronilla de su desvergüenza, de su cinismo y del desaseo con que habían gobernado y administrado por décadas aquellos estados, que la ristra de ineptitudes e ineficacia en la conducción de la cosa pública resultaba insoportable, y por ello les retiraban la confianza. Obró el hartazgo. A otros los movió la esperanza y no van a perdonarle al PAN ningún desvío, y estarán en lo correcto.

Sin tapujos

Vienen tiempos en que tendremos que tomar decisiones, Coahuila necesita asumir su responsabilidad y definir qué quiere, con quién quiere y hacia dónde quiere ir.

 18 de Junio 2016
 
Los seres humanos tenemos la capacidad de amar, de odiar y de ser indiferentes. El odio y el amor son antónimos, como el día y la noche, ambos son  sentimientos, pero la indiferencia es la ausencia de ellos. La indiferencia es hija de la no creencia, de la falta de compromiso. Quien la padece vive en su burbuja, nada le conmueve, ve suceder las cosas sin inmutarse.

La indiferencia permite la multiplicación de la pobreza material e inmaterial y también la de ese otro azote de la sociedad de hoy, que es la violencia. El mundo se ha ido llenando —gracias a su proliferación— de mendigos, de vagos, de proxenetas, de violadores, de asesinos, de todo cuanto lo va volviendo invivible y desastroso. La indiferencia incuba el invierno en el espíritu, nos vuelve fríos y distantes, convierte en islas lo que antes fue un continente, se come nuestra naturaleza gregaria, y esto, si lo seguimos permitiendo, terminará exterminándonos y será otra especie la que pueble la Tierra en el futuro.

La indiferencia cuando se generaliza permite toda suerte de abusos, desde el alza de los precios en productos de primera necesidad, hasta la proliferación y los crímenes atroces de la delincuencia organizada. Y la sociedad en la que ocurren ve y calla, porque es más cómodo actuar así, quedarse así, y es que la falta de compromiso hacia allá conduce, toda vez que tenerlo demanda responsabilidad. La indiferencia solo requiere arrogancia, cinismo y soberbia, y así es más fácil —no recuerdo donde lo leí— “olvidarse que el mundo está roto o a punto de romperse…”.

La indiferencia es el peor mal de nuestro tiempo, bajo su influjo se ha relativizado el sentido de lo verdaderamente importante, a tal grado que si algo no  ofrece un beneficio propio, cuantificable $$$$, ni en cuenta. La solidaridad, la fraternidad, el amor y la comprensión se han convertido, para esta sociedad de hombres y mujeres “civilizados”, en un incordio, sin importar que no vivirlos esté acrecentando el cúmulo de inequidades y de injusticia social, y con ello el colapso de las naciones y la multiplicación del odio. 

Ahora cualquier maniaco toma un arma y mata sin el menor remordimiento. Los indiferentes se blindan de tal suerte, que ni siquiera reparan en que tarde o temprano se verán impactados por su propia escoria; es decir, por su cobardía, su egoísmo y su indolencia.


Apuntaba Ricardo Flores Magón hace un siglo que “Los sumisos, los mansos, los indiferentes, los sufridos, los resignados, son la masa, la muchedumbre que con su pasividad, su modorra y falta de carácter hace lento y doloroso el avance de las sociedades”. Nos quejamos de los malos gobiernos, de los corruptos, ladrones, vividores y etcétera, etcétera, y éstos —vuelvo a Flores Magón porque lo dijo con meridiana claridad—, no son producto de la generación espontánea, los crea el mismo pueblo, el “pueblo degradado y tiranizado”. “El mal, pues, está ahí, en la masa de los sufridos y los resignados, en el montón amorfo de los que están conformes con su suerte”.

Vienen tiempos en que tendremos que tomar decisiones, Coahuila necesita asumir su responsabilidad y definir qué quiere, con quién quiere y hacia dónde quiere ir. El próximo año tendremos elecciones, no se vale fingir demencia y dar por sentado que todo está bien, porque no lo está. Ya basta de votar sin el análisis previo de la reflexión, ya basta de la posición cerrada del “yo no voto, porque todos son iguales”. Tenemos el deber de reconocer nuestra responsabilidad en el destino de una comunidad de la que SOMOS PARTE. Dejemos de repartir culpas y de airear yerros ajenos, y admitamos los propios. Si hemos tenido pillastres como gobernantes, es porque lo hemos consentido por las razones y las sin razones que usted guste y mande, nos lo espetan en la cara los 86 años de gobierno tricolor sin ninguno de alternancia, y un Congreso local con mayoría de los de siempre; es decir, de Diputados que NO LO REPRESENTAN A USTED, sino al Gobernador en turno. Esto NO ES NORMAL, esto no es democracia, esto es una dictadura consentida, consentida por la indiferencia.

Señores, señoras, Coahuila necesita oxigenarse, pero no puede hacerlo sola. Lo necesita a usted, al de al lado, a los de allá, a los de acá… ¡A todos!

Posdata: Haber votado a favor la 3 de 3 en el Senado, como lo hicieron los tricolores y los verdes… ¡No tiene nombre! Se burlaron de sus mandantes. Y qué cobardía de los que prefirieron hacer mutis a la hora de votar y se esfumaron. Tome nota, señor elector, y cóbrelo en las urnas.

Y después del domingo…

En mi partido tenemos que entender que en política se empieza a ganar cuando en tu propio espejo se refleja la congruencia 
11 de Junio 2016
 
En la antigua Roma cuando un general regresaba victorioso de las batallas habidas en tierra extranjera se le recibía como héroe. La ceremonia era fastuosa. Era un desfile monumental que iniciaba en el Campo de Marte que se ubicaba en las afueras de la “Ciudad Eterna” y concluía en el templo de Júpiter en una de las 7 colinas que guardaban a la urbe: la Capitolina. El general en cuadriga dorada conducida por briosos corceles recorría la ruta trazada en medio de aclamaciones del pueblo que le aplaudía, se hacía acompañar de un sirviente que sobre su cabeza sostenía una corona de laurel y le repetía al oído una sola frase: “memento mori” , que en castellano significa “Recuerda que vas a morir, recuerda que eres mortal”. Era el recordatorio de que no era Dios. De ahí la frase de que en la victoria se debe ser humilde.

Las victorias en política las genera el electorado, su voluntad, y eso hay que tenerlo siempre presente, para que no se olvide a quien se le deben  y a quien se deben. Como panista, como mexicana, como ciudadana, estoy contenta, pero estoy más preocupada que contenta, con toda honestidad. Porque estas victorias en 7 estados de la República, que en número de población que se gobernará significa aproximadamente 40 millones de almas, le imponen a Acción Nacional un desafío extraordinario, son solo el principio de lo que pueda ocurrir mañana, mañana me refiero a 2017 y a 2018. Para empezar, el partido tendrá que hacerse cargo, y más vale que así sea, de que esta victoria se administre con sabiduría, con prudencia, con sensatez, con serenidad, con mucha inteligencia y toneladas de humildad. 

En seis de los estados en que se alcanzaron los triunfos electorales quedaron de manifiesto dos verdades: el hartazgo de la gente y la esperanza de una transformación. En Aguascalientes después de un sexenio fuera nos vuelven a dar la oportunidad. En Tamaulipas, la alternancia, por primera vez. En Chihuahua volvemos después de una larga ausencia. En Puebla ya gobernábamos. En estas cuatro unidades federativas fuimos sin alianzas. 

En los tres estados restantes, de sobra es sabido que llegamos con la izquierda en una alianza electoral, no ideológica, que se tendrá que honrar por ambos partidos en los términos que se hayan acordado desde la cúpula. De no ser así no arriendo frutos dulces. De modo que no es miel sobre hojuelas. 

Hay candidatos electos expriístas, y eso también es importante destacarlo. Precisamente en una de las elecciones del domingo en cita, nos cobraron la factura mandándonos a tercer lugar. Hace seis años fuimos con un tricolor y siempre tricolor. Tampoco perdamos de vista la conformación de los Congresos locales, un asunto sustantivo del que infortunadamente todavía no se ocupa a profundidad el grueso de los electores. Sin mayoría parlamentaria el ejecutivo en turno se sentirá muchas veces como Sísifo, aciaga será su  lucha —lucha—  para lograr acuerdos y sacar adelante reformas. Y esto sí que lo conozco. Y el costo de no generarlos es muy alto. No la tendrán nada fácil ni Veracruz, ni Durango, verbi gratia. Ganar una elección es más complejo que perderla porque hay que materializar cuanto se ofreció en campaña. La gente está harta de que le mientan y no le cumplan. Lo dijeron con toda claridad quienes votaron por la alternancia. Quienes prometieron que iban a llevar a cuentas a los corruptos, van a tener que honrar su dicho. Quienes dijeron que si ganaban habría una transformación política, económica y social, tendrán que esmerarse en conseguirlo. Sin resultados no valdremos un cacahuate.

En mi partido tenemos que entender que en política se empieza a ganar cuando en tu propio espejo se refleja la congruencia. Y el PAN se ha permitido violentar esta norma de oro por acción o por omisión, y eso nos ha costado incredulidad y derrotas que van más allá de lo electoral. Este domingo 5 de junio una inmensa mayoría de compatriotas nos dijeron en las urnas: va, pero no es regalo, es para que me demustres  que valió la pena  otorgarte mi confianza. No olvidemos el espejo, correligionarios.

Ah… y no perdamos de vista que un animal herido se vuelve infinitamente más agresivo y peligroso. Y otra más, las encuestas se hacen a modo de quien o quienes las pagan…Que edificante ¿verdad?...