18 Abril 2015
El mundo
no será destruido por aquellos que hacen el mal, sino por aquellos que los
miran sin hacer nada". Albert Einstein
Así
se define en un diccionario que consulté, la apatía política: "Es un
estado de indiferencia, pasividad, falta de interés respecto de la política. Se
la vive siempre como espectador y se intenta ignorarla. Va acompañada de una
baja receptividad a estímulos políticos y un bajo nivel de información
política. Es un fenómeno que se da tanto en sociedades democráticas como
autoritarias…"
La
política engloba el ideal de construcción colectiva vía la participación y el
diálogo. Triste, infortunadamente, nos hemos acostumbrado a que otros decidan
pudiendo decidir por cuenta propia, y cuando eso sucede - Y AQUÍ SUCEDE y
vuelve a suceder - y los electos resultan una caterva de sinvergüenzas y/o de
inútiles, pues hasta el derecho a lamentarse se pierde, porque con la NO
PARTICIPACIÓN se contribuyó a que llegaran.
La
educación y la formación tienen un papel relevante para generar conciencia de
participación en la comunidad de la que se es integrante y la relevancia que
esto conlleva, porque es en la comunidad donde se descubre como la suma de
responsabilidades se traduce en beneficios colectivos. Sin embargo, y lo
subrayo, vemos que en el sistema educativo, la orientación es hacia la
competitividad y cero a la solidaridad. Tan necesario es tener trabajo como
ejercer la ciudadanía, porque si el ciudadano no cobra conciencia de su papel,
ni del contexto político, entonces otros ocuparán su vacante para imponer de
acuerdo a sus intereses, y eso afecta hasta el que se dice indiferente a la
política.
Hoy
día hay un rechazo mayúsculo hacia la política y hacia los políticos. Las
causas son muchas y esto ha provocado que las instituciones pierdan
credibilidad: la corrupción, la impunidad, las promesas incumplidas, la
incompetencia, la deficiente formación de los políticos, la falta de empleo, la
inseguridad pública, etc. Con semejante dislate la gente se aísla de la
política y ese aislamiento se convierte en un peligro para nuestra de por sí
enteca democracia.
Al
perder interés los mexicanos en la política, se ha acendrado el arribo a los
cargos públicos de indeseables, de corruptos, de vividores, de especímenes que
no van a servir a la población sino a SERVIRSE, y cada día son más escandalosas
y ruines sus conductas. Amplios sectores de la sociedad viven en el limbo de
una mentalidad conformista y pasiva. Han llegado a la conclusión de que
evadirse de la realidad y encerrarse en su burbuja de indiferencia es la
solución. El apático no se molesta en informarse sobre el mundo del que es
parte, no se ocupa de formar criterio al respecto, abdica de cuanto interfiera
con el individualismo en el que se atrinchera. Por eso la sociedad actual se ha
vuelto conformista, inconmovible e incrédula. Por eso la corrupción, las
raterías y violaciones a la ley por parte de los políticos, ya no causan
reacción en el grueso de la opinión pública, y los pillastres fascinados, la
apatía los beneficia.
El
domingo 7 de junio tendremos elecciones en Coahuila, vamos a elegir a 7
personas, porque nuestra entidad federativa tiene 7 distritos federales de los
300 en que está dividido el país - ubique cual es su distrito - , para que
ocupen una curul en la Cámara de Diputados del Congreso de la Unión. Infórmese
- en beneficio de usted mismo - de la trayectoria y modo de vida de los
aspirantes. Ciérrele el paso CON SU VOTO, a quienes han demostrado CON SUS
HECHOS que México y Coahuila les importan un bledo, y al partido que los
impulsa también.
Estimado
leyente, sin política no hay ciudadano, sin política, incluso, no hay ser
humano. Hace siglos que Aristóteles dijo que el hombre es un animal político.
Si le quitamos la política ¿qué queda? El animal. En consecuencia, la lucha
contra la indiferencia es una lucha a favor de la política y en pro del
reconocimiento de que los ciudadanos sólo tenemos sentido en relación con los
demás, como bien lo apunta el filosofo español Josep Ramoneda.
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