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lunes, 1 de mayo de 2017

Un deber ciudadano

La compra y venta de votos en nuestro país viola la libertad del sufragio, porque el voto debe de ser emitido en base a la reflexión personal, pensando en lo que es mejor para la comunidad de la que uno es parte. Comprar votos es una práctica deleznable de larga data, hace 2 mil 500 años el voto se intercambiaba por una dracma en la antigua Grecia, los políticos vividores de hoy la han ido “perfeccionando”. Y eso es público y sabido. Además de dinero y retención de credenciales, van las despensas —aunque sean del Fondo de Desatres Naturales (Fonden)—, las latas de pintura, las varillas, y todo el largo etcétera que usted conoce de sobra, estimado leyente. Según la elección es la naturaleza del reparto, si usted recuerda, se han “obsequiado” pantallas y computadoras.¿Recuerda la elección del 2012? Las dos semanas previas a la fecha de la elección el PRI repartió en Edomex 1.8 millones de tarjetas de prepago de las tiendas Soriana a cambio del voto ciudadano para “darle” el respaldo a su candidato a la presidencia de la República. Manipular la democracia en nuestro País no ha tenido hasta ahora ninguna consecuencia. Vivimos en el imperio de la corrupción y la impunidad. Comprar y vender el voto también es asunto de índole moral, porque llegar a un cargo público con esa “instrumentación”, es absolutamente falto de ética. Las consecuencias que ha traído consigo están a la vista. Las condiciones en las que viven las personas con las que se lleva a cabo esta compra-venta, son las mismas de hace décadas: Pobreza y más pobreza, subdesarrollo, marginación. Es muy difícil el arraigo de la democracia en un País en el que existen enormes desigualdades sociales y sumadas a estas, la ignorancia. Con un conglomerado así, el cemento, las láminas, las despensas, las amenazas de las lideresas, funcionan de maravilla para mantenerlos a perpetuidad de rodillas y cooperando. Son personas “educadas” con telenovelas, es el sedante más eficiente que el sistema priista ha encontrado para seguir gobernando ad perpetuam y por ende controlando a este País. Un pueblo educado de otra manera, sin duda, que sería intolerante con gobernantes que no se ocupan durante su mandato de generar condiciones de vida acordes con la dignidad de sus gobernados. Y es que sin educación…no puede haber democracia…pero ¿a quién le importa? La reforma educativa la envenenaron los ejecutores desde la presidencia de la República, no obstante de tratarse de una iniciativa de Enrique Peña Nieto. 

En Coahuila tenemos más de 80 años gobernados por el mismo partido político, décadas de vivir inmersos en el limbo de las falsas promesas, del mal uso del dinero público, del fomento grosero de la corrupción y la impunidad. Somos el único estado norteño sin alternancia y sin Congreso local con mayoría distinta a la tricolor. ¿Cómo elevar nuestro sistema democrático con semejantes lastres? Tenemos una democracia enferma, con estos saldos tan deplorables ¿cómo inyectarle entusiasmo ciudadano a la vida pública? Lo que está en el escenario son las maniobras, las tristes mañas de siempre para mantenerse pegados a la ubre, al hueso del que han vivido toda la vida, porque no saben hacer otra cosa. El desprestigio que arrastran es impresionante y que no le importe a su clientela fija no tiene nada de extraordinario, pero que no conmueva ni tantito a los que no forman parte de ella, a la mayoría que sostiene a Coahuila con su trabajo diario, con su comportamiento apegado a las normas de Derecho, con su paga religiosa de impuestos, con su perseverancia cotidiana a escalar mejores niveles de vida para ellos y sus familias…francamente resulta INAUDITO. Que el robo y el pillaje a ojos vistas no estremezcan al destinatario ineludible de estos males, es contra natura. Tenemos una crisis económica encima, disfrazada con las loas y los cantos de la mercadotecnia millonaria que se paga con recursos de los mismos que permanecen inmutables. ¿Por qué se ha perdido la capacidad de indignarse? ¿Por qué fingir demencia ante la politiquería, el discurso manipulador y las fanfarrias ensordecedoras con que mantienen viva esta simulación de prosperidad con que se vende un sistema infestado de mezquindad y falto de solidaridad con sus gobernados?El voto de conciencia se impone en las próximas elecciones y no es simple, porque implica un análisis riguroso de las propuestas que se presenten en su momento por los diferentes candidatos, y esto no forma parte de los hábitos de un pueblo tan desacostumbrado a la lectura y que solo repudia a los políticos y les mienta madres entre cuatro paredes. No es fácil para una población abatida por el desgano, la confusión, la falta de confianza en todo lo que huela a política y no obstante, toda esta realidad desmotivadora, la única tabla de salvación que tiene Coahuila, que es sine qua non para su salud democrática, es anteponer el análisis informado y guiado por la conciencia y la responsabilidad, antes de emitir su voto.

Y a los jóvenes particularmente, no es anulando el voto, les digo con todo respeto, que esta debacle que ustedes repudian, va a desaparecer. Por el contrario, la favorece.

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