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viernes, 17 de octubre de 2014

La nueva dimensión de la democracia (II)



 16 de Agosto
Apuntábamos que la sociedad actual es bien distinta de la que un día generó el modelo político que hoy nos rige, que refiriéndonos específicamente al ámbito de la democracia representativa, pues nos encontramos con que el diseño de la misma ya está caduco. Y tiene sentido lo que expresamos porque ¿cómo puede seguir funcionando la democracia representativa en los términos que fue concebida en el siglo dieciocho, si la tecnología de hoy ha revolucionado a la sociedad? México, nuestro país sigue atado a una serie de rémoras del pasado, que se niega a romper porque la cultura impuesta en décadas por un partido hegemónico, sigue viva y pesa como lápida. Las inercias se mantienen, e incluso con dos sexenios de alternancia en nuestro haber, no ha sido fácil moverlas. La desconfianza y por ende la falta de credibilidad de la sociedad hacia la autoridad es ENORME, pero del mismo tamaño es la pasividad de los mexicanos para asumir el mando desde el ámbito de los gobernados, a quienes la Carta Magna también nos otorga derechos y deberes.

En general, los mexicanos acostumbramos despotricar en casa de lo inmundos y rateros que son los gobernantes, ahora mismo se ha armado la de Dios es Cristo, con la aprobación de las leyes secundarias de la Reforma Energética, un aspecto en lo particular, ha puesto las cosas al rojo vivo: los pasivos de PEMEX y CFE, específicamente los que corresponden a las jubilaciones y pensiones de sus trabajadores. ¿Por qué – preguntan en las redes sociales – tenemos que pagarlos los mexicanos? Es válida la pregunta, entre los despilfarros y las raterías de las autoridades coludidas con los lideretes sindicales – a quienes el bienestar de sus agremiados les valen una pura y dos con sal, algo que dejó más que claro el diputado priísta por cuota, Ricardo Aldana, en su desfachatada intervención la madrugada del sábado de la semana pasada, en San Lázaro – bocabajearon dos empresas que pudieron ser el numen de la bonanza mexicana, y hoy cargan un déficit que de no sanearlo, no van a poder competir en el mercado.

El pago va a salir del presupuesto mismo de CFE, de PEMEX y del Gobierno Federal, no del bolsillo de los mexicanos, que si pagan impuestos, porque usted debe saber que es una obligación que no todos los obligados, valga la redundancia, cumplen. Pero NADIE cree eso ¿por qué? Porque se han ganado a pulso la desconfianza de la población, los sinvergüenzas que llegan al cargo público a servirse y no a servir. ¿Por qué han de creer, como me lo han dicho en redes, que ahora si van a ceñirse a las condiciones que mandata la ley, si no acostumbran, si el deporte favorito es violarla y que no les pase nada? Y tienen razón, no se trata de un acto de fe, hay evidencias que efectivamente ponen en entredicho que el gobierno, PEMEX y CFE, cumplan. ¿Serán capaces de eficientarse? Porque sin esto no se va a poder llevar a cabo el saneamiento. Tendrán que empezar a vivir la austeridad, o no se podrá cumplir con el objetivo. Tendrán que ajustarse a todas las exigencias que se les impusieron A FUERZA, o no hay rescate. El Gobierno Federal dará peso por peso sólo si las exparaestatales hacen lo mismo. En la ley que aprobamos, se ha cambiado la estructuración y funcionamiento de PEMEX y CFE, para que sean viables y rentables y para que el fenómeno del “déficit” no se repita en el futuro. PERO LA GENTE ESTÁ SEGURA de que esto NO SUCEDERA.

¿Cómo hacer que esta percepción cambie? ¿No será una necedad aferrarnos a las formas tradicionales en que nos hemos organizado políticamente cuando está visto que no producen lo que allá afuera nos están gritando la mayoría de los mexicanos que suceda? Que no es más que los pillos que desde el cargo público defraudan vayan a la cárcel... ah y devolviendo lo que se robaron, porque si no que a todo dar, su parentela seguirá disfrutando de sus raterías y solventando el despilfarro los de siempre, que no haya privilegios para nadie, que el que la haga la pague, que nadie tenga privilegios y que todo el mundo que esté obligado a pagar impuestos lo haga, empezando por las grandes empresas, que son expertas en evadir; que los partidos políticos trabajen en la creación de un modelo de convivencia que sea resultado de acuerdos inteligentes para darle otro nivel a la política; que en nombre de la democracia se dejen de entregar registros de partido político a vividores del erario público, entre otras acciones.

Se tiene que redistribuir y desconcentrar el poder como primer paso para regenerar la democracia representativa, aumentando las formas de representación política para ir gestando un nuevo modelo, acorde con los tiempos que hoy vivimos, montados en los principios de igualdad y autogobierno. El tema da para más, sin duda, que queden estas reflexiones como una invitación respetuosa para que usted también haga lo propio.

 


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