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lunes, 19 de agosto de 2013

La Reforma Educativa nos concierne a todos

Por Esther Quintana Salinas

Mejorar la educación en nuestro país, es asunto de todos, de participación activa de TODOS los implicados.
Soy una convencida de que las instituciones pueden mejorar si se conjugan la voluntad, la inteligencia y el esfuerzo de sus gestores. La calidad de la educación en nuestro país mejorará, si los maestros se convierten – valga la redundancia- en mejores docentes. Pero esto no se da en automático, ni por arte de magia, ni por decreto. Hay una suma de elementos que debe darse para que esto ocurra.
Un sistema de evaluación educativa, desde la óptica de los expertos en el tema, debidamente diseñado y aplicado, se convierte en un recurso eficaz del que se puede disponer para medir la calidad del servicio y decidir, en su caso, las mejoras a que haya lugar. También permite la detección oportuna para intervenir en aspectos que tengan que ver con sus estructuras, con el funcionamiento de los procesos de selección, con la formación de sus profesores y con la organización del tiempo y el espacio requeridos para alcanzar los objetivos planeados. Dimensionada así, la evaluación supone una interpelación continua a la organización y estructura de la institución. En la evaluación, los procesos de su implementación son importantes, no solamente sus resultados. ¿Por qué? Simple, a través de los primeros se alcanzan los segundos. De ahí que estén estrechamente vinculados.
Llegar a ofrecer una educación de calidad, como se plasmó en la pasada reforma constitucional, supone la generación de una serie de condiciones relacionadas con el marco institucional del sistema escolar, con el financiamiento de la educación, con el desarrollo de la educación pre escolar, que es sine qua non en una sociedad tan desigual como la nuestra, con el mejoramiento radical en la formación inicial y en el desempeño de los profesores, con un sistema integral de aseguramiento de la calidad para mejorar el desempeño. Y estas condiciones, se establecen con reformas legislativas, con políticas de inclusión y con programas e inversiones del Estado.
Mejorar la educación en nuestro país, es asunto de todos, de participación activa de TODOS los implicados. Sin duda, las dos principales variables vinculadas a este objetivo, son la familia y la escuela. Tanto en casa como en el salón de clases se gesta y empuja la relevancia de los esfuerzos y las expectativas de cara al aprendizaje, así como su papel a la hora de explicar y modificar conductas y actitudes.
Aspectos tan sustantivos como la convivencia, la prevención y la resolución de conflictos – descuidados, yo diría que hasta olvidados, nomás hay que ver la violencia desatada en las escuelas – con la introducción de alternativas para mejorar la comunicación y a través de la recuperación de los principios y valores que le dan sentido a la vida, deben privilegiarse. Asimismo la recuperación de la autoridad moral del educador, es imprescindible, necesitamos esa fuerza que se perdió en la madeja de mezquindades e intereses oscuros de quienes dirigen el gremio y con la bandera de la “dizque” defensa de los derechos laborales de sus representados, envilecieron una profesión noble y respetable, en perjuicio de los mexicanos.
El educador tiene todo el derecho al reconocimiento a su labor, pero este tiene que estar sustentado en indicadores objetivos, medibles, a la luz de una evaluación profesional en la que la retroalimentación tenga sitio de privilegio. Los niveles de rendimiento académico y de fracaso escolar que arrojan las evaluaciones hoy día, nos obligan a una revisión exhaustiva de las principales variables que los están produciendo. La finalidad es adoptar medidas que conduzcan a optimizar el aprendizaje, por eso es tan relevante, subrayo, generar las condiciones que propicien el fortalecimiento de la formación y el desarrollo de los educadores.
El miércoles 21 inicia el debate en el Congreso de la Unión, para dirimir los “cómos” tiene que suceder esta transformación. Si los legisladores, al margen de colores partidistas, privilegiamos, como es nuestro deber, el bien común, tendremos la legislación idónea para un país que necesita a gritos igualar a los desiguales, y no hay mejor instrumento que la educación.

Por favor manténgase informado. Es asunto suyo.

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