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domingo, 25 de agosto de 2013

¿Cuál fin?

Por Esther Quintana Salinas
 


En “El Príncipe”, de Nicolás Maquiavelo, se acuñó la famosa frase de que “el fin justifica los medios”. Puesto así, el fin egoísta o incluso ambiguo y abstracto o que beneficie nada más a una persona, según este edificante canon, vale. Esta frasecita tan ayuna de ética le ha dado a dictadores y fanáticos para “legitimarse” en el poder.
 
Los fascistas no tenían empacho en sostener que la guerra ejercía una selección natural sobre la especie humana, ya que solo sobrevivían los más capaces, y a la guerra iban todos, menos ellos. La guerra. La violencia, en muchos casos es la última medida para solventar diferencias. Sí, sin duda,  es la última, refleja la abdicación de la racionalidad, es la prueba reina de la imposibilidad para alcanzar bajo otros lineamientos los objetivos fijados.
 
La violencia destroza más al agresor que al agredido. Hoy estamos viviendo tiempos en que se ha privilegiado el uso de la violencia para dirimir diferencias e imponer perversidades. La anarquía va viento en popa.
 
En el anarquismo se establece que el estado es el responsable de todos los males, y en consecuencia hay que acabar con él. El anarquismo sostiene que el ser humano puede regirse a sí mismo y que no es necesario que existan leyes, ni gobierno que se las aplique. ¿Qué le parecería a un anarquista que un día cualquiera alguien entrara a su casa y asesinara a su mujer o a sus hijos, y además se quedara con la casa? ¿Seguiría pensando que el ser humano no necesita estar acotado a un orden normativo?  Si teniéndolo, mire usted como andamos. También se utiliza al anarquismo como parapeto para cometer actos vandálicos, toda vez que el fin justifica los medios.
 
Esta semana he recibido muchos mensajes electrónicos, derivados de los acontecimientos que se han suscitado en la capital de la República, con motivo de la toma violenta de San Lázaro y del Senado de la República por parte de los profesores de la CNTE e “infiltrados”. Con lo que se está violentando primero que nada, los derechos de miles de mexicanos, empezando por los de los niños que están sin clases, amén de los de hombres y mujeres que viven, trabajan y o transitan por las zonas que mantienen secuestradas.  
 
Le comparto uno de ellos: “Detesto la política y a los políticos, solo los tengo en la boca para criticarlos y muchas veces para mentarles la madre. He pensado muchas veces que para qué sirven las leyes, quejándome de ellas, pero luego, me digo también, que sin ellas estaríamos peor. Y sin duda que hay leyes justas y otras que no lo son, pero dada nuestra humana ‘perfección’, a veces nos resulta muy difícil distinguir entre el bien y el mal y nos tropezamos infinidad de veces con la misma piedra, entonces pues de perdida necesitamos topes, para caer en cuenta de lo que estamos haciendo. También sé que los que hacen las leyes, pues tampoco son los más indicados, hay tanto sinvergüenza en el Congreso…pero no hay de otros. Pero en lo que de plano no estoy de acuerdo es que el fin justifica los medios, es la conclusión más mezquina e indecente que se puede dar, para explicar lo que están haciendo los profesores de la CNTE.”
 
Durante seis meses las comisiones de educación de las dos cámaras estuvieron trabajando en los contenidos de las tres iniciativas de las leyes secundarias de la reforma educativa, estuvieron dialogando con todas las voces, se hicieron foros, participaron maestros, pedagogos, consultores, organizaciones civiles interesadas en el tema, etc. , quien no estuvo fue porque no quiso. Y el día que iban a ser discutidas en el período extraordinario para el que fuimos citados los diputados, el presidente de la mesa directiva, priísta, sacó, violentando toda la normatividad que rige la función parlamentaria, el dictamen que establece como se implementaría la evaluación a docentes, directores y supervisores. El Grupo Parlamentario del PAN, solicitó su reinserción, pero las bancadas del PRI, PRD, PVEM, PT, PANAL y MC, votaron en contra. 
 
La reforma educativa está MUERTA, le quitaron el corazón. Los legisladores del tricolor traicionaron a su correligionario, la iniciativa llegó de Peña Nieto. No sirvió su negociación, les falló el oficio político. Los profesores de la CNTE siguen en San Lázaro y se extendieron al Senado. ¿Y México? México les importa un bledo ¿a quiénes? A los del oficio político y a los de la CNTE.

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