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martes, 11 de junio de 2013

Decidir es trascendental

Estamos en un momento crucial para cambiarle el derrotero a nuestra entidad, ya basta de las mismas promesas electorales
Esther Quintana Salinas
 
La lucha contra un sistema como el que rige en Coahuila desde tiempos inmemoriales, es decir desde siempre, para ser eficaz debe darse en el ámbito cultural. La cultura política no debe concebirse como un punto de partida sino como un punto de llegada, es ahí en lo que debemos de centrar nuestros esfuerzos, quienes estimamos que en Coahuila debe darse la alternancia.
 
De que se necesita sangre nueva en la política, está fuera de discusión, lo que no debe permitirse es que lleguen a ejercerla personas divorciadas con los principios y los valores éticos que se requieren, para irle limpiando la suciedad que le han impuesto hasta hacerla repulsiva, los que solo la estiman como un medio para hacerse del poder.
 
Necesitamos una generación de políticos que estén en condiciones de vislumbrar la prosperidad de los gobernados en términos de educación, de salud, de empleo, una nueva clase política, que no le tenga miedo a la honradez. En nuestra Coahuila los escándalos de corrupción están a flor de piel, y esto ha causado más desconfianza y rechazo, sobre todo porque los culpables están sueltos, y el partido del que provienen los ínclitos, ni suda ni se abochorna, se conduce como si no tuviera ninguna responsabilidad en ello y no tiene empacho en presentarse a las elecciones con el traje de la inmaculada. Me pregunto qué es más insultante ¿si sus corruptelas o su cinismo?
 
En Coahuila el problema de la construcción de un poder público, legítimo y eficaz, es estremecedor, pero pareciera que al ciudadano promedio no le ha caído el veinte, como se dice en términos coloquiales, de lo que esto representa, y más grave porque el crimen organizado está haciendo su agosto en la entidad, y ello no es más que el reflejo de esa ausencia. Y no menos dramático, es el peso asfixiante de la deuda heredada de la administración anterior y legitimada por los diputados locales del partidazo, los efectos deslegitimadores de la austeridad pública, la dificultad de impulsar la actividad económica, el servicio público rebajado a los criterios de gestión…Todo esto no es más que la consecuencia de que el sistema imperante está agotado.
 
Debemos reflexionar con absoluta seriedad y responsabilidad sobre las posibilidades de una política capaz de producir innovaciones sociales, y eso es algo que el PRI se niega a entender, porque la realidad es que las innovaciones sociales ya no se gestan en las instancias políticas, sino en los otros espacios de la sociedad, vuelva la vista a la tecnología, las finanzas, el arte, la ciencia, y se dará cuenta de que tienen una dinámica muy distinta a la inmovilidad tozuda que le ha impuesto a la política el régimen sempiterno de Coahuila. Estamos en un momento crucial para cambiarle el derrotero a nuestra entidad, ya basta de las mismas promesas electorales, es hora de los grandes diseños que resulten de un rico debate social. Nunca como hoy se requiere la reflexión democrática en medio del grave impass que nos agobia.
 
Estas elecciones para ayuntamientos le dan una oportunidad de oro a los coahuilenses para iniciar la construcción de una entidad moderna, en la que la población deje de ser concebida como una masa que no piensa, ni razona, sino de una comunidad de personas de carne y hueso, que sufren, que exigen, que se manifiestan, respecto de las cuales la autoridad tiene una serie de deberes que cumplimentar, pero no como concesión graciosa, sino porque para eso están.
 
No espere usted que el partido de siempre y sus candidatos vayan por esto, no les interesa, no quieren instituciones democráticas ni poblaciones educadas cívicamente, porque esto arruinaría el analfabetismo político que han inculcado y sobre el que han enraizado su hegemonía.

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