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lunes, 30 de septiembre de 2013

Y con la misma piedra...



¡Qué vergüenza que un gobierno extranjero esté haciendo lo que no hizo el gobierno mexicano!
Sigue imponiéndose la conclusión hoy día de que la política es una actividad asociada con el doble lenguaje, con las verdades a medias y con el ejercicio permanente de la simulación. En Coahuila sabemos de eso.
Es francamente descorazonador que la actuación ayuna de ética de muchos gobernantes le hayan impuesto a una disciplina tan noble del quehacer humano, un lastre tan despreciable como el que arrastra. Por eso no hay apego de la población a cuanto tenga que ver con su existencia.
Ofrecer, cuando se anda pidiendo el voto un programa que a sabiendas no va a cumplirse, equivale  a especular con la credibilidad y la confianza del elector, a jugar a la mala con sus necesidades, porque le genera expectativas que nunca habrán de cristalizar. Es actuar con cinismo, y cuando esto ocurre se corroen los cimientos de la democracia, porque la democracia nace de la honradez de la palabra. A Coahuila, durante la administración que inició Humberto Moreira y concluyó con el interinato de Jorge Torres López, le depararon ese trato. Y es fecha que ninguno de los responsables ha salido a dar la cara para pedir perdón a los burlados.
Es fecha que se desconoce a donde fueron a parar los 36 mil millones de pesos que registra la mega deuda con la que le comieron a la entidad la posibilidad real de crecimiento y desarrollo económico y social, y no hay un solo funcionario de altos vuelos, no de los del tercero o cuarto circulo de la administración, que haya sido llamado a cuentas por eso.
Se robaron el dinero de generaciones que ni siquiera los eligieron, sin remordimiento alguno, cobijados en las enaguas amplísimas de la impunidad que reina en nuestro país, que es parte de la cultura amasada en décadas de permisividad y de impudicia, tolerada por un pueblo que sigue sin entender que los asuntos públicos si son de su incumbencia.
Los mexicanos no nos hemos ocupado de dejar claro a quienes elegimos para el cargo público, que no es para que hagan del mismo un perjurio, ni del oficio una mentira, ni de la encomienda un cinismo. Por eso el cinismo de la autoridad no sabe de mesuras, y esto conlleva a generar en la ciudadanía además de la pérdida de confianza, una confusión destructiva que parte de que todos los políticos son iguales, aunque no sea así.
Y todo esto largo preámbulo, generoso lector, obedece a que estoy consternada, más dolida que nunca, por la publicación del periódico “San Antonio Express News”, en el que se da cuenta que Jorge Torres López, junto a Javier Villarreal, habría canalizado millones de dólares a través de cuentas bancarias en Estados Unidos como parte de la malversación de fondos del Gobierno de Coahuila, derivado esto de una demanda civil presentada el martes pasado en Corpus Christi, que llevó a la Fiscalía a solicitar a la autoridad jurisdiccional que se “confiscara una cuenta de 2.8 millones de dólares albergada en Bermudas, misma que pertenecería a Jorge Juan Torres López, exGobernador interino de Coahuila”.
¡Qué vergüenza que un gobierno extranjero esté haciendo lo que no hizo el gobierno mexicano! No me atrevo a asegurar que el señor Torres López es culpable, porque solo la autoridad judicial puede sentenciarlo, pero que pena que en mi tierra la impartición de justicia de para tanto mugrero.
La democracia implica la toma de conciencia del pueblo de que lo es, de decidir sobre su libertad y su historia y de lo que sueña y quiere para mañana. Y quien se atreve a usurpar esa conciencia, mal utilizando su mayoría en el Congreso local, se convierte en dictador. Cuando en Coahuila la mayoría priísta le cubrió a la administración moreirista su desaseo - quiero ser educada - con la aprobación de la nueva Ley de Deuda Pública, la entidad dejó de ser libre y soberana y se convirtió en...Usted póngale el nombre y hágase cargo...

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