El voto es un acto de conciencia, ir a las urnas y votar en
congruencia con nuestros valores cívicos para fortalecer nuestra
democracia
¿Cómo serán estas elecciones? ¿Seguirán el patrón
de siempre? Ya tengo a mi amiga Laurita aquí a un lado opinando al
respecto, con su natural ironía: “Pues nomás que no nos pongan a elegir
entre lo nefasto y lo menos nefasto”. La experiencia nos dice, con
evidencia de por medio, que las elecciones en Coahuila suele ganarlas el
abstencionismo. Y ese es el peor enemigo de los procesos eleccionarios
¿Por qué tiene que ser de esta manera? ¿No hay algo que conmueva y mueva
a quienes pasan por alto un acto tan trascendental para el éxito o el
fracaso de una comunidad?
La gente está disgustada y con sobrada
razón, de la clase gobernante, y es que hay quienes se han encargado con
su actuación sobrada de voracidad y colmada de desvergüenza, de hacer
del ejercicio del servicio público algo despreciable, y en ello hay de
todos los colores, sabores, edades y género. Y esto debiera ser
precisamente, lo que se convirtiera en acicate para acudir a las urnas e
impedir la llegada de individuos así al cargo público. Anular el voto o
no votar, favorece al sistema, al partido que lleva gobernando Coahuila
desde hace más de 84 años. Esta “rebeldía”, simple y sencillamente les
beneficia, porque al no existir – también por voluntad de los
tricolores – ningún mecanismo legal que obligue a alcanzar el cargo con
un porcentaje mayor al cincuenta por ciento más uno de quienes sufraguen
que hoy tenemos, pues a todo dar. Su voto cautivo, integrado con el de
cada persona de las colonias populares a quienes controlan con el fuete
de la despensa, material para la construcción, focos, tinacos, etc.,
etc., o la amenaza de perder todo esto, o de palizas o “accidentes” a
familiares, aprovechando a todas luces su doble marginación, más el de
burócratas y maestros amenazados con la pérdida de plaza, sumado al de
los empresarios sin escrúpulos que han hecho a la vera del dragón
fortunas y fortunotas, se GARANTIZA sus “victorias”. ¡Que viva el
abstencionismo! Su aliado insustituible, para desgracia de Coahuila.
Si
usted quiere que nuestra entidad federativa siga transitando por el
derrotero del fracaso, absténgase, pero no se queje después de quienes
llegan a servirse del cargo público y a prodigar fortuna mal habida para
el susodicho o susodicha y a toda su descendencia, per secula
seculorum. Si ustedes, estimados jóvenes, que constituyen el segmento
más grande de votantes, estiman que Coahuila vale un cacahuate y que no
tiene sentido ir a marcar un recuadro de los que aparecen en la boleta,
porque todos los aspirantes son lo mismo y ni a cual irle, tengan la
certeza de que seguirá la dictadura, de que no habrá alternancia, de que
en el Congreso local prevalecerán los súbditos del gobernador en turno,
pero nunca los representantes de los intereses de ustedes. Y de que
persistirá la hegemonía de los tricolores en los municipios. La misma
historia de siempre, sin novedad alguna. El voto no es una apuesta en
los gallos, ni equivale a un cachito de lotería, ni es un concurso de
reina de la simpatía. El voto es un acto de conciencia, ir a las urnas y
votar en congruencia con nuestros valores cívicos es lo que va a
fortalecer a nuestra enteca democracia. No es cierto que todos los
políticos son sinvergüenzas y ladinos, indague usted en sus
trayectorias, ahí encontrará un número de evidencias que determinarán si
es de fiar o es más de lo mismo. Y número dos, hágase cargo del electo
cuando esté desempeñándose, exigiéndole que cumpla cuanto fue a
prometerle cuando tocó a su puerta para pedirle el voto a favor. Es una
manera eficaz de ir cambiando el desempeño de los servidores públicos,
se tiene que entender que no se está tratando con mirones de palo, sino
con los representados, con los dueños de la casa. Y que es una relación
en la que tienen que privilegiarse la responsabilidad y el respeto.
Votar
en las elecciones es IMPORTANTÍSIMO, es la vía para encomendar el
gobierno de la entidad y de los municipios a quienes quedan obligados a
organizar y promover el BIEN COMÚN, es decir las condiciones políticas,
sociales y económicas que hacen posible el desarrollo de las personas
acorde con su dignidad. Y esto estimado leyente, dicho con todo
comedimiento y respeto: SI ES DE SU ABSOLUTA INCUMBENCIA, se trata de
definir a quienes va usted a contratar para que CUIDEN la casa en la que
viven usted y sus seres más queridos, y la casa es suya.
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